Las carrosas las crea la gente de cada barrio para concursar por un premio en metálico. Por lo general, la noche de San Juan, los del comité y los vecinos voluntarios alquilan un camión viejo y debaten el tema que van a presentar en el planchon. Comparten Alcoholes y discuten. Se deciden a menudo por un diseño que recoja los aportes de todos y las utilerias conseguidas. Pero pensando en el jurado optan por motivos rurales o el pasado del departamento.
Con todo, no logran entender como ser auténticos, como reproducir el pasado y a la vez, inventar algo original. En los afanes del amanecer terminan armando una casa campesina con un horno de barro, con plátanos, redes de pesca y costureras.
Las comparsas que participan en el desfile se preparan en las barriadas. Campesinos o inmigrantes expertos en múltiples oficios las organizan año tras año con jóvenes familiares, hijos de sus amigos y a veces con alumnos de escuelas cercanas. Ensayan en grandes solares, viejos patios o plazoletas para tomarse las calles disfrazados, danzantes burlones y tradiciones familiares cuyo origen nunca pueden explicar.
Para el desfile, los pobladores bajan de sus vecindarios al centro de la ciudad para ocupar los lugares que desde tiempo atrás han advertido como los mejores para disfrutar el paso de carrozas comparsas y cabalgatas.
Tomado de: la ebridad de los aposteles,
torres William Fernando.
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