Luego de las abrumadoras jornadas de banquetes y actos públicos llega la batalla definitiva: la velada de coronación de la reina popular en el coliseo. Se sabrá, por fin que barrio vence en su toma de la ciudad. Se asegura que ganara el que mas dinero tenga, el que posea los mejores padrinos. En cada comité barrial se preparar las barras y se reparte las entradas para los mas colaboradores.
Al coliseo llegan a pie, bus o en carro. Allí eligen los sitios donde se sienta mas su presencia y repercutan sus gritos, comienza una maratón de observar detalladamente el baile del San Guaneros de las aspirantes.
El jurado debe evaluar aquí, en especial el baile y la popularidad pero en muy raras oportunidades sus fallos satisfacen en plenitud a los asistentes.
La gente abandona el coliseo y vuelven a sus casas victoriosos o insatisfechos por se apenas finalistas o abatidas por el desconocimiento o injusticia. Si ganaron abre fiesta gozosa en el barrio donde la reina bailara con todos a pesar de su agotamiento. Sian perdido la corona abre aguardiente melancólico, tristones. Se han quedado entre el montón, se acostaran a dormir con la convención de haber cumplido con el sentimiento de que sus candidata les dio por unos breves días la seguridad de pertenecer a un lugar.
Tomado de: la ebrida de los aposteles,
torres William Fernando.
foto tomada: diario la Nacion
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